Él era un chico cualquiera de un barrio obrero de Madrid. Un fin de semana cualquiera, se encontró a una chica que conocía en una discoteca. Nos explicó que había sido la guardia de seguridad del edificio en que él trabajaba. Él se estremecía sólo de recordarla con el uniforme, no sé, sería debido a lo de venir de barrio obrero. El caso es que decidió ligársela aquella noche, y a pesar de que posiblemente recurrió a artes oscuras para lograr su fin, lo consiguió.
Estuvieron juntos un par de meses, hasta que ella le pilló intentando ligar con la reponedora del super de su barrio. Ella acabó con el corazon partido, y él con todos los huesos del cuerpo rotos.
Moraleja: la proxima vez que te enamores de alguien que lleva uniforme, preguntale primero si aún conserva la porra de su último trabajo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario