domingo, 6 de mayo de 2007

Sentimos lo que sentimos en función de los demás. Yo no me avergüenzo de mi misma en solitario, lo hago porque veo algo raro en los ojos de mi madre cuando alguien le cuenta su estupenda situación laboral o económica y después ella me mira a mí. Y me siento triste por no haber pasado el día de la madre con mi madre, y no lo entiendo porque no creo en estos días que se inventan los centros comerciales para aumentar el consumo, pero el caso es que estando sola en mitad de la calle Serrano se me han saltado las lágrimas. Y cuando llego a casa de trabajar en el estúpido restaurante, mi madre no está en casa, así que supongo que el sentimiento no era mutuo, y ahora, en vez de aprobechar que ya ha venido, me dedico a estar delante del ordenador, ya da igual, por hoy he perdido la ilusión.

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