no puedo evitar echar de menos Edimburgo cada vez que bajo a la calle, y también sin bajar. echo de menos las vistas desde mi ventana y los camiones llenos de chicos guapos que soltaban. aquí empiezo a ver a los morenos de pelo largo que tanto me gustan, pero no es lo mismo, donde están esos ojos claros que me volvían loca?
lo extraño, es que de los chicos con los que estuve, al que echo de menos es al único español al que dejé entrar en mi cama. bueno, yo me metí en su cama para ser exactos. al final me entendí mejor en mi idioma... no era el más guapo ni por asomo, pero sí el que me dió más de lo que necesitaba.
mi vida allí no era gran cosa, y me daban bajones terribles, pero es que aquí hace tiempo que no le veo sentido a nada... aunque ya estoy empezando a aceptar que por ahora no puedo volver a irme. pero volveré a esa ciudad mezcla perfecta de pueblo y montaña con urbe. aunque los demás digan que el mundo es muy grande para repetir en el mismo sitio... eso ya lo sé, pero por ahora me ha gustado eso.
1 comentario:
eeeeeeeeey no sabía que ya habías vuelto. cuando nos vemos?
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