domingo, 30 de noviembre de 2008

después de casi un año y de que casi me hubiera vuelto a salir el himen, vuelvo con Adri a pasar la noche a la misma pensión. la primera vez no tenía demasiadas ganas de probar aquello, más que nada porque se me hacía (y se me sigue haciendo) raro acostarme con un amigo. ésta vez tenía menos ganas aún, a pesar de que recuerdo que la primera estuvo bien.
no sentí casi nada. yo soy principalmente tactil. no utilizo, salvo excepciones, la vista, tal vez porque no veo más allá de un palmo de mi cara desde que tenía 8 años. me guío con mis manos que tocan, con mis pechos, con mi tripa, con toda mi piel, y con la piel que me toca. prefiero la luz apagada, me relaja, me excita.
adri es visual, necesita la luz, necesita que le mire, necesita mirarme. dice que le encanta mi cuerpo, pero apenas toca algo que no sean mi clitoris, mi vagina y mis tetas.
a mi me gusta que se corran en mi boca. a adri le gusta correrse sobre mí.
y esa sensación de lágrimas que quieren salir pero no lo hacen al abrazarle. porque no comprendo muchas cosas.

no recuerdo haberme quedado dormida. pero recuerdo haber soñado que había murciélagos en el techo y que me atacaban. no me gustan las pensiones, y no me gusta no tener la fuerza de decir que no.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

bien, bien, bien

strange dijo...

cómo que bien?

Marinero en Marte dijo...

vaya! a que pensiones vas tú macha! ¿qué es eso de que haya murcielagos en el techo?

yo, gorilas con machetes debajo de la cama que después del polvo salen y te atacan si que ví alguna vez, pero... ¿¿¿¿muercielagos????


;-)