Merece la pena estar vivo para tener noches como las de este fin de semana.
Empezaba a necesitar calor humano, así que el viernes me metí en la cama de Alberto, y me dió cariño y conversación.
Y esta noche ha sido mi reencuentro con Suto en sotano underground, que también me dió cariño, conversación, y algunas cosas más...y por lo visto el lunes habrá tercera parte.
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1 comentario:
Al fin me siento un poquito más oso, estoy en el grado Teddy Bear!
por cierto, mi peluche de dormir se llamaba perrito aviador, pero un día mi madre lo hizo desaparecer (no os penséis que mi progenitora es una cabrona, es que apuesto a que yo ya tenía pelitos cuando lo hizo).
Finalmente un día, ya con una edad me lo encontré en una bolsa de plástico rajado y sin vísceras mientras curioseaba entre trastos viejos. Yo mismo lo rellené y cosí. A día de hoy creo que le he vuelto a perder la pista.
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