Un par de cubatas en un garito de puretas poperos. Maricas inclasificables y heteros acabados. Sabes que tu noche se ha acabado en el momento en que te das cuentas que no tienes ni puta idea de que canción suena, pero observas que el grupo de pijos de 17 años que hay a tu izquierda la corea como si fuera un himno...
Tengo la certeza de que podría quedarme dormida en este banco en mitad de Gran Vía. Un tipo negro con pinta de loco me hace señas para que vaya a sentarme con él. Puff! Ni de coña, estaré borracha, pero aún no he matado las suficientes neuronas como para ir.
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