jueves, 24 de enero de 2008

Le mira a la cara y no parpadea mientras le dice que sí, que fue él quien apuñaló a su hijo, que cuando se dió cuenta le había clavado el arma 50 veces. Mientras le cuenta que se agachó a mirarle y vió que ya no volvería, y entonces paró.
Él tampoco parpadea cuando se acerca al chaval y cierra sus manos alrededor de su cuello, ni mientras le observa cambiar del rojo al morado y después al azulado. No piensa en que él también tendrá un padre o una madre que sufrirá, sólo actúa, se deja llevar por la sensación. Y sólo reacciona cuando nota que el chico ya no se mueve, en ese momento se da cuenta de lo que ha hecho y no se arrepiente.


Inspirado por "En el valle de Elah".

2 comentarios:

alakazaam! dijo...

ay mi piticli,

piticli bonito
piticli!!

(Enjuto)

Que peligro esto de las expectativas, actualizas y todos nos quedamos como decepcionaos porque no nos enseñas el coño ¡
Si es que es chupársela y te pierden el respeto!

besotes!

strange dijo...

el coño solo me lo ve quien puede permitirse pagarlo, asín de gratis nada...