Le mira a la cara y no parpadea mientras le dice que sí, que fue él quien apuñaló a su hijo, que cuando se dió cuenta le había clavado el arma 50 veces. Mientras le cuenta que se agachó a mirarle y vió que ya no volvería, y entonces paró.
Él tampoco parpadea cuando se acerca al chaval y cierra sus manos alrededor de su cuello, ni mientras le observa cambiar del rojo al morado y después al azulado. No piensa en que él también tendrá un padre o una madre que sufrirá, sólo actúa, se deja llevar por la sensación. Y sólo reacciona cuando nota que el chico ya no se mueve, en ese momento se da cuenta de lo que ha hecho y no se arrepiente.
Inspirado por "En el valle de Elah".
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2 comentarios:
ay mi piticli,
piticli bonito
piticli!!
(Enjuto)
Que peligro esto de las expectativas, actualizas y todos nos quedamos como decepcionaos porque no nos enseñas el coño ¡
Si es que es chupársela y te pierden el respeto!
besotes!
el coño solo me lo ve quien puede permitirse pagarlo, asín de gratis nada...
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